Teresa es una de esas madres
coraje, que nos cuenta la odisea de acompañar a su hijo, sin rendirse nunca, de
institución en institución; del departamento de orientación del instituto al
despacho del director, del director a la policía, de la policía a comisaría, de
comisaría al centro de menores, del centro de menores a la cárcel... y en cada
fase se va construyendo un chaval con más rencor, con más odio, más reafirmado
en su rol, más institucionalizado.
Teresa nos describe un sistema educativo donde los problemas reales; como las pandillas, las drogas, la violencia... no se tratan, sino que se derivan a la policía.
Teresa denuncia las palizas en
comisaría a menores, la prepotencia de los centros de menores, el racismo, y la
falta de soluciones reales para frenar la delincuencia.
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