El rap evitó que acabase en las calles y la delincuencia,
así nos lo explica Sam, un rapero del barrio que empezó muy jovencito. Sin
embargo, como una dramática paradoja; cantar (eso que le evitó la delincuencia)
también se la trajo, pues hasta cantar en la calle es ya un acto delictivo y
por el cual fue multado de pequeño por la policía.
Sin medios, ni apoyos, y criminalizados por una parte de la
sociedad, estos chavales, estos artistas se buscan la vida para grabar y editar
su propia música.
Otra vez se nos muestra así una juventud creadora, creativa,
inteligente, artista y comprometida.
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